Autor: Vitalie Mindru
INTRODUCCIÓN
Uno de los capítulos más
importantes de la historia del pueblo Israel es el periodo postexilico, después
de la cautividad babilónica. En este periodo empieza la reconstrucción y el fortalecimiento
de la nación judía.
En el año 539 a. C. el rey
persa Ciro conquisto la Babilonia y puso fin al imperio babilónico. En el
primer año de su reinado el dio un decreto que le permitió a los judíos que
estaban en Babilonia a regresar a Jerusalén y reconstruir el templo. El primer
grupo de exiliados, unos cincuenta mil personas (Esd 2:64,65) volvieron en
Judea en 537 a. C., bajo el liderazgo de Zorobabel. En medio de muchas
dificultades y pruebas, consiguieron con la ayuda de Dios la reconstrucción del
templo de Jerusalén en 515 a. C.
Sin embargo la situación
política, económica y social de los repatriados era bastante precaria. Todo
esto tenía una enorme influencia sobre la espiritualidad del pueblo. Había una
constante inseguridad.
Después de unos años
Dios puso en el corazón del sacerdote y escriba Esdras, el deseo de volver a Jerusalén
junto con un grupo de exiliados. Así que en el año 457 a. C., unos sesenta años
después un segundo grupo importante de judíos, bajo el liderazgo de Esdras
volvieron a su país. Después de unos doce años, en 445 a. C., regreso de Persia
también Nehemías, quien era el copero del rey Artajerjes.
Tanto Esdras como
Nehemías a su regreso van a encontrarse con una situación difícil. En medio de
esta situación los dos líderes van a emprender una serie de reformas en el aria
civil y de la religión que traerán la esperanza y la fe entre sus compatriotas.
Pero todo esto no sin mucho esfuerzo y mucha lucha con toda clase de
dificultades.
El presente estudio se
propone analizar este periodo de la historia del pueblo judío. Y precisamente
se propone a analizar las reformas que se implementaron por parte de Esdras y Nehemías.
Y que frutos trajo al final todo este esfuerzo. Al mismo tiempo se busca a sacar
lecciones para reformas semejantes en el pueblo de Dios de hoy.
La
iglesia cristiana de hoy se está confrontándose con problemas de alguna manera
parecidos a los que enfrento el pueblo de Israel en el pasado. Las reformas implementadas
en aquel periodo nos pueden servir como un ejemplo para las reformas de hoy. “La obra de restauración y reforma que
hicieron los desterrados al regresar bajo el liderazgo de Zorobabel, Esdras y
Nehemías, nos presenta un cuadro de la restauración espiritual que debe
realizarse en los días finales de la historia de esta tierra.”[1]
1. LA SITUACION DE ISRAEL EN
TIEMPOS DE ESDRAS Y NEHEMIAS
La situación económica,
social, política de Israel después del retorno era más bien precaria. En
general la vida espiritual del clero, de los dirigentes y del pueblo era a bajo
nivel. Reinaba injusticia, los ricos oprimían a los pobres, descuidaban los mandamientos
de Dios. Además existía el peligro de mezclarse con los pueblos idolatras por
medio de los matrimonios mixtos. El país estaba en una situación sin ninguna
perspectiva.
“La
situación de la comunidad judía en el inmediato postexilico era particularmente
difícil: sin autonomía política ni económica, solo pudo afirmar su identidad a
través de los ámbitos religioso y familiar. Estaba en juego la misma
supervivencia de la comunidad en su identidad religiosa y étnica.”[2]
Tanto Esdras que llegó
primero como Nehemías a su regreso encontraron una ciudad desolada, sin muros,
que no ofrecía ninguna seguridad para sus habitantes. El pueblo junto con los
sacerdotes se olvidó de las fiestas religiosas, descuidaba el servicio del
templo, no observaban debidamente el sábado. Y sobre todo esto el pueblo estaba
desanimado. ¿Dónde estaba Dios en todo esto?
Desde que acabaron el
templo hasta que vino Nehemías, durante unos setenta años ellos no pudieron o
no intentaron a reconstruir las murallas de la ciudad.
Todavía cuando estaba
en la corte del rey persa Nehemías se dio cuenta de que no habrá ningún
progreso nacional hasta que no se reparen las murallas de la ciudad. Sin una
defensa mínima ellos eran presa fácil para sus vecinos. Él pensaba para que se produzca una reforma
total era necesario reconstruir y fortalecer la capital del país. Confiando en
Dios, Nehemías convenció a sus connacionales a que se unan a él para
reconstruir las murallas de la ciudad. Con la ayuda de Dios y con determinación
esta obra se concluyó en poco tiempo, cincuenta y dos días (Neh 6:15). Este
logro le dio ánimo a Nehemías a seguir y llevar adelante una serie de reformas,
para fortalecer la nación e incrementar su espiritualidad.
En los siguientes capítulos se va a presentar
con detalles estas reformas.
2. LA NECESIDAD DE UNA PROFUNDA REFORMA ESPIRITUAL
El panorama que nos presenta la Biblia
sobre la vida espiritual de los que volvieron del exilio no es muy optimista. Como
siempre paso en la historia, la falta de espiritualidad en el pueblo de Dios es
consecuencia del olvido de la Ley de Dios. Al mezclarse con otros pueblos a
través de matrimonios ellos corrían el riesgo de caer otra vez en la idolatría.
Y de aquí su ruina era segura. Incluso hasta la supervivencia del pueblo judío
era en juego.
A pesar de todas
estas cosas, a pesar de la falta de la verdadera preocupación espiritual, Dios
no dejo a su pueblo, y en estos momentos de pesimismo y desesperanza, Él llamo
a dos hombres de fe y consagración, Esdras y Nehemías. Ellos ejercerán de guías morales y líderes
para su pueblo. Esdras era un sacerdote y escriba para enseñar al pueblo los mandamientos
de Dios, y Nehemías era un hombre de acción, hombre consagrado y tenía dotes de
liderazgo. Impulsado por amor a su pueblo y por celo para la obra de Dios,
ellos emprendieron una serie de reformas que trajeron un cambio radical
positivo en el pueblo de Dios.
2.1 El comienzo de la reforma: Se lee la ley de
Dios
Poco después de acabarse las reparaciones del muro, en el primer día del
séptimo mes del año 444 a. C., el pueblo se juntó en Jerusalén (Neh 8:1). Con
esta ocasión el sacerdote Esdras leyó del libro de la Ley. “La
mayoría de los eruditos piensa que (la Ley) debió ser sustancialmente el
Pentateuco tal como lo conocemos hoy.”[3]
Esdras leyó todo el día a todos los que
podían entender. (v. 3) También varios levitas lo acompañaron en esta labor “Y leían claramente en el libro de la ley de
Dios, y explicaban su sentido, de modo que entendieran la lectura” (v.
7,8). Una verdadera reforma debe empezar con la Palabra de Dios. A través de la
lectura de la Biblia, El Espíritu Santo puede sensibilizar el alma y conducirla
al arrepentimiento. “Lo que no ofrece lugar a dudas es
el papel central que empieza a adquirir la ley, en general, y más concretamente
la Torá escrita en la vida de la comunidad judía a partir del periodo
postexilico, cuando las instituciones del antiguo Israel han dejado de existir
y empieza a configurarse un nuevo orden.”[4]
2.2 La confesión de
los pecados y el ayuno
El capítulo 9 del libro de Nehemías empieza
diciendo que: “En el día veinticuatro del
séptimo mes se reunieron los hijos de Israel para ayunar… confesaron sus
pecados y las iniquidades de sus padres.” (v. 1,2) En esta ocasión además
de leer la Ley de Dios, ellos confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su
Dios. Luego Esdras hace una oración por parte de todo el pueblo delante de
Dios. “En su obra, Esdras y Nehemías se
humillaron ante Dios, confesaron sus pecados y los del pueblo, y pidieron
perdón como si ellos mismos hubiesen sido los culpables.”[5]
La presentación de
la Ley de Dios les revelo la verdadera situación espiritual y el pueblo se dió
cuenta de la gravedad de sus pecados. Pecaron tanto individualmente y como
nación. En este pasaje de la Escritura vemos un ejemplo de arrepentimiento
colectivo. De hecho no es posible una verdadera reforma sin arrepentimiento.
Dios está dispuesto a bendecir a su pueblo siempre cuando hay un reconocimiento
del pecado y una tristeza por haber ofendido a Él.
2.3 La renovación
del pacto
Después de confesar sus pecados y
arrepentirse, el pueblo dirigido por sus gobernantes, levitas, y sacerdotes, hicieron
una promesa delante de Dios. La escribieron y la firmaron. Hicieron una
renovación del pacto, a través de cual se obligaron a ser fieles en guardar la
Ley de Dios. Vemos que ellos no se limitaron solamente a confesar sus pecados
pero también se comprometieron en hacer un cambio concreto. “La
alianza es la conclusión de toda la reforma religiosa iniciada por Esdras y
Nehemías. Es una promesa, firmada y sellada, de guardar la ley divina en lo
venidero.”[6]
Sin este compromiso
toda la impresión producida por El Espíritu Santo se hubiera perdido y se
hubiera seguido la vida de antes. El Espíritu Santo está dispuesto a ayudarnos
pero a nosotros nos pertenece el deber de tomar la decisión. El compromiso nos
hace más responsables con lo que nos hemos comprometido.
2.4 La dedicación
de las murallas
Para la dedicación del muro otra vez se
juntaron todos los levitas y los hijos de los cantores, los sacerdotes y el
pueblo. Al final ellos tenían una capital con murros. Esto significaba
muchísimo.
Sin embargo, la casa de
Dios no se construye una vez que se ha concluido el templo (Esd 6:15), para el
fortalecimiento de la nación judía, se necesitaba una ciudad bien fortificada y
continuar así con las reformas. Como explica Dillard Raymond: “La casa de Dios no se construye una vez que
se ha concluido el templo (Esd 6:15); continua, y sigue construyendo Jerusalén.
Cuando se han terminado las murallas, también se las consagra (Neh 11:1). Una
vez que se han reconstruido la ciudad y sus murallas, vienen las ceremonias de
solemne inauguración (Neh 8:13).” [7]
Esto
ha sido un momento
especial de alegría para todo el pueblo.
3. REFORMAS DE CARÁCTER CIVIL Y ADMINISTRATIVO
Nehemías y Esdras se dieron cuenta de que
había falta cambios de carácter civil y administrativo para que se produzca una
reforma espiritual duradera. Los aspectos administrativos si no son atendidos
con cuidado y atención, los más nobles intentos de reforma espiritual fracasarán.
La historia ha demostrado que con una sabia administración se puede mejorar la
vida espiritual. Muchos líderes espirituales fracasaron en sus reformas porque
descuidaron los problemas administrativos y de organización. El pueblo de Dios
necesita organizar bien todo lo relacionado con el culto.
Dios es un Dios de
orden y quiere que su pueblo procure organizar bien todas las cosas. Por eso
Dios condujo a Nehemías a ocuparse de problemas de organización civil y
administrativo.
3.1 La corrección
de las injusticias sociales
Mientras el pueblo trabajaba en la
reconstrucción de las murallas, Nehemías tuvo que afrontar un problema interno.
En este momento el pueblo empezó a quejarse de la difícil situación económica en
que se encontraba. “Esta crisis económico-social fue el
resultado de una mala cosecha y del hambre que le siguió.”[8]
El problema era que los ricos se
aprovechaban de sus hermanos más pobres, prestándoles alimentos a cambio de sus
tierras, o prestándole dinero con alto interés. En esta situación algunos
llegaron ser siervos de sus hermanos. “Una circunstancia agravante de este
pecado era que los que así oprimían a sus hermanos habían sido ellos mismos
libertados de la casa de servidumbre de Babilonia, lo que les obligaba con
mayor motivo de gratitud a soltar las coyundas del yugo.”[9]
Nehemías se vio obligado a corregir estas
injusticias sociales. Él reprendió la conducta de aquellos que se enriquecían a
cuesta de sus hermanos. Él dijo: “Os
ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas y
la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis
de ellos como interés.” (Neh 5:11). También él les hizo jurar que cumplirán
con esto.
Dios estableció a
través de Moisés reglas en contra de le opresión, y a favor de los más
indefensos. Pero ellos como se mencionó anteriormente se olvidaron de las
prescripciones de la Ley de Moisés. Nehemías acciono con firmeza contra este
mal. Él también tiene el mérito de darse como ejemplo de gobernante justo y sensible
a las necesidades del pueblo. (Neh 5:18)
3.2 El reparto de
los habitantes y la seguridad de la ciudad
Después de acabar
con la reconstrucción de los muros, Nehemías pensó en fortalecer más la ciudad
de Jerusalén. Una capital más fuerte ofrecía más seguridad al pueblo. Para esto
se echó suerte para que uno de cada diez del pueblo fuera a vivir en Jerusalén.
Nehemías organizo también la defensa de la ciudad, las puertas se cerraban y se
nombraron guardias que hacían con turno. (Neh 7:2,3) La ciudad tenía todavía
pocos habitantes y era vulnerable a posibles ataques de parte de los pueblos
vecinos. Estas previsiones son precauciones sabias y de ninguna manera falta de
fe. A pesar de todo para su seguridad ellos debían poner toda su confianza en
Dios.
4. REFORMAS RELIGIOSAS Y LA ORGANIZACIÓN DEL CULTO
Estas reformas
tienen que ver con el sostén de los sacerdotes y levitas y otros aspectos que
rigen la vida espiritual del pueblo. Una verdadera reforma tiene que llegar todavía
más allá. Esdras y Nehemías se dieron cuenta de que hay que hacer más para que
la espiritualidad del pueblo siga creciendo. Como pueblo de Dios debían procurar
obedecer todos los mandatos divinos.
4.1 Renovación de
la celebración de la fiesta de los Tabernáculos
Cuando Esdras leo
la Ley de Dios para el pueblo en el séptimo mes descubrieron que Dios mando que
celebre la fiesta de los Tabernáculos. Y ellos decidieron celebrar esta fiesta.
El texto bíblico dice que durante la fiesta: “Leyó Esdras el libro de la Ley de Dios cada día, desde el primer día
hasta el último; hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue
de solemne asamblea, según el rito.” (Neh 8:18)
4.2 Medidas para
sostener a los sacerdotes y levitas
Nehemías sabía que
el servicio del templo no podía funcionar bien sin el sostén correspondiente
para los sacerdotes y los levitas. Por esto él se preocupó de organizar las colecciones
del diezmo y las ofrendas para que los levitas puedan dedicarse al servicio que
les mando Dios. (Neh 12:44-47) “El
verdadero hijo de Dios será generoso hacia las necesidades e intereses de
aquellos que están ocupándose en la edificación del Reino. Debiera considerar
que el diezmo es lo obligatorio para la causa de Dios, y dará mucho más que eso
por un sentido de devoción y amor según sea necesario.”[10]
4.3 La
santificación del sábado
La observancia del
sábado ha sido otro aspecto importante de las reformas que se implementaron
Tanto el pueblo como los dirigentes estaban descuidando el cuarto mandamiento. Con
la ocasión de la renovación del pacto además de otros compromisos, los
israelitas se obligaron a que “si los
pueblos de la tierra vinieran a vender mercaderías y comestibles en sábado,
nada tomaríamos de ellos en ese día ni en el otro día santificado” (Neh 10:31). Sin embargo más tarde cuando Nehemías regreso
a la corte persa, durante su ausencia, tanto el pueblo como los dirigentes
empezaron a descuidarse del sábado y de otras cosas que se obligaron a cumplir.
Por esto cuando él vino por segunda vez tuvo que reprender a muchos que estaban
culpables en este sentido. Nehemías les dijo: “¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal
sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel
profanando el sábado?” (Neh 13:18) Luego él ordeno que se cerraran las
puertas de Jerusalén y que no se abrieran hasta después del sábado. Aunque para
nosotros hoy en día nos parece una actitud fundamentalista y exagerada, no lo
es si tomamos en cuenta el contexto histórico. “La
ley del sábado era muy estricta; con buen motivo, pues nunca está la religión
en el trono cuando los sábados están por el suelo.”[11]
Nehemías era consciente de que si no se toman
medidas enérgicas la vida espiritual del pueblo caería abajo otra vez. Si volvían
a descuidar los mandamientos de Dios sufrían otra vez las consecuencias
terribles que sufrieron en el pasado. Como observan bien algunos autores la
supervivencia del judaísmo estaba amenazada.
4.4 El problema
con los matrimonios mixtos
Otro problema que tuvieron que afrontar
Esdras y Nehemías era la de los matrimonios mixtos. Ya cuando llegaron Esdras y
los demás en 457 a. C. se encontró con esta situación, de que muchos se casaron
con personas de otros pueblos. Esdras se molestó muchísimo por este asunto como
se puede ver en Esdras capítulo 9 y 10. Para nosotros que vivimos en una
sociedad multicultural nos parece una exageración. Sin embargo el problema hay
que analizarlo en el contexto histórico. Ocurría que los hijos de estos casamientos
no sabían el idioma hebreo o arameo. Y eran más propensos a abrazar la religión
del cónyuge que no era hebreo. De toda manera Esdras y Nehemías se ven
obligados a accionar. Para conservar su identidad religiosa y nacional, ellos
van a luchar en contra de los matrimonios mixtos y esto era en conformidad con
la voluntad de Dios así como se lo descubrió a Moisés. Desgraciadamente con el
tiempo los judíos en su celo por su religión van a levantar un muro de
separación con respecto a los no judíos, es decir los paganos. Los hombres como
siempre se puede observar en la historia caen en extremos.
El problema de los
matrimonios mixtos no se resolvió con Esdras, porque años más tarde surge de
nuevo. Cuando Nehemías viene por segunda vez encuentra de nuevo el mismo problema.
La otra vez tuvo que reprender a muchos que eran culpables en este sentido.
Tuvo que afrontar un caso especial, el del nieto del sumo sacerdote Eleasib, cuya
culpa era aún más grande por ser sacerdote. (Neh 13:28).
CONCLUSION
Las reformas implementadas por Esdras y
Nehemías han sido para la renovación de la vida espiritual del pueblo de
Israel. El estudio sobre las reformas en Israel en aquella época nos enseña
mucho sobre la manera en que podemos hacer reformas hoy en la iglesia
cristiana. Porque hoy en día la cristiandad está atravesando una crisis
espiritual semejante. Se pueden ver los mismos pecados y la misma apatía
espiritual. Igual que en el pasado, hoy el pueblo necesita un reavivamiento y
una reforma. El Espíritu Santo está deseoso a guiar a todos aquellos que desean
a entregarse a Dios sin reservas.
Ellen White explica el éxito de aquellas
reformas de la siguiente manera:
“El éxito que
acompaño los esfuerzos de Nehemías releva lo que lograran la oración, la fe y
la acción sabia y enérgica. Nehemías no era sacerdote ni profeta, ni pretendía
título alguno. Fue un reformados suscitado para un tiempo importante.”[12] “Ningún sacrifico era demasiado
grande, ninguna tarea demasiado difícil para él cuando estaba seguro de que era
la voluntad de Dios. No podía haber claudicación alguna cuando estaban en juego
la voluntad o el reino de Dios. Nosotros necesitamos más de esta clase de
lealtad sin claudicaciones. En los días de Nehemías era necesario que el pecado
fuera señalado claramente y que el pueblo de Dios se mantuviera estrictamente
separado de la influencia de las naciones pecadoras de aquel tiempo. Solo así
podría ser llevado a término a su debido tiempo el plan redentor de Dios y
todos los pueblos del mundo tendrían una oportunidad de recibir los beneficios
de la salvación.”[13]
El pueblo de Dios no
está sin esperanza. A pesar de nuestras espiritualidad tibia, Dios tiene las
riendas en sus manos. Él tiene el poder para cumplir el propósito que tiene con
su iglesia. En vez de desesperar tenemos que pedir en la oración el cumplimento
de las promesas que Él nos dio. Me gustaría acabar con las hermosas palabras de
William McDonald: “Cuando los hombres
leen la Palabra de Dios y aplican a sus vidas sus verdades, cuando de los
santos fluyen oraciones de intercesión, y cuando hay confesión y separación de
los pecados conocidos, habrá siempre poder en la iglesia para hacer grandes
cosas para Dios.”[14]
[1] WHITE, Elena. Profetas y Reyes. Buenos Aires: ACES, 2006,
p. 304
[2]
TORRALBA, Juan Guillén y et al., Comentario al Antiguo Testamento. Madrid:
Verbo Divino, 2000, p. 592
[3] LASOR Stanford, HUBBARD Allan,
BUSH Frederic. Panorama del Antiguo
Testamento. Buenos Aires: Nueva Creación, 1995, p. 640
[4]
TORRALBA, Juan Guillén y et al., Op.
Cit., p. 600
[6]
ORCHARD,
B. et al., Verbum Dei. Comentario a la
Sagrada Escritura. Barcelona: Herder, 1960, p. 41
[7]
LONGAMAN III Tremper,
RAYMOND Dillard. Introducción al Antiguo
Testamento Grand Rapids: Libros Desafío, 2006, p. 256
[10]
HARPER, A. y et al.,
Comentario Bíblico Beacon. Kansas City: Casa Nazarena, 1965, Tomo II; p. 638
[12] WHITE, Elena. Op. Cit., p 303
[13] HARPER, A. et al., Op. Cit.,
p. 643
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